Y comprender que tal vez amar es otra cosa. Es sentirse ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no es tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día.
El camino que conocías, las palabras que sabías, los olores y sabores que hacían que te sintieses protegida...decidir acabar con todo. Sentir que, de no hacerlo, no irás a ninguna parte y te quedarás allí, fingiendo vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario