Ahora entiendo qué es el arte- y, atravesándome con esa mirada untuosa, preñada de inteligencia-... es cuando Dios tiene nostalgia de los hombres.

domingo, 9 de junio de 2013

Tredici.

Maldito vicio. 
Sus manos, tímidas, pero capaces de abarcarlo todo.
Sus labios, sus mordiscos que me llevan a otro mundo. A algo que no puedo describir.
Su cuello, su jodido cuello.
Maldito vicio. Y bendito él que apareció en mi vida, y que lo mejoró todo.
Sólo un mes y parece que son años, irónico ¿verdad? Sí, pero que se quede mi vida entera.
Que se quede, que me encantan esas peleas en su cama, dejarlo derrotado, y que no pare de sonreír, pero aún así, volver a empezar una y otra vez... que me lleve a las estrellas. 
Y que se quede allí conmigo. 
Que ya no tengo miedo, ni vértigo, ni prisas, ni pausa. Que ya no tengo otra cosa que no sean ganas de verlo, de rozarlo, de hablar con él, de besarlo y comérmelo a bocados, de quererlo.

2 comentarios:

  1. Como te entiendo. Yo llevo ya más meses, incluso podría decir que son años, pero parece una eternidad, lo conozco y me conoce como nadie, y existe algo más bonito que eso?
    Y sí, ya no existen los miedos, ni los reproches, ni las ganas de quedarse en casa a oscuras, a solas.. Te entiendo, y me encanta sentirme identificada en tu entrada :)

    ResponderEliminar
  2. El amor, capaz de hacernos explotar, esconde demasiados sentimientos.
    Lindo texto. <3

    ResponderEliminar